Si aún no has oído hablar de los probióticos, no te preocupes, tarde o temprano alguien te los recomendará. Es que cuanto más estudia este tipo de sustancia más claro se tiene una cosa: van a volverse imprescindibles.

Efectivamente, cada vez son más las ventajas que se les atribuyen a los probióticos, un producto que seguramente sea cada vez más necesario en nuestros hogares.

Pero, ¿qué es un probiótico?

Para explicarle de forma sencilla y coloquial, un probiótico es justamente lo contrario que un antibiótico:

El antibiótico elimina las bacterias, el probiótico las favorece.

Pero no os asustéis: las bacterias que cultivan y promueven los probióticos son las bacterias buenas que necesita el organismo.

funciones y beneficios de los probioticos

Nuestro sistema digestivo está colonizado por millones de bacterias beneficiosas. Las familias más representativas de estas bacterias son principalmente las acidophilus y las elecc. Así estas colonias de bacterias anidan principalmente en el tracto intestinal, siendo mayor su presencia en el colon.

Su función vital ayuda a digerir y asimilar los alimentos. Es la flora intestinal.

La importancia de la salud de nuestra flora intestinal

Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos una merma en la flora bacteriana?

Hasta hace poco se creía que una flora intestinal escasa sólo podía tener como consecuencia una mala digestión o la producción de un exceso de gases, pero cada vez se descubren más dolencias relacionadas con una escasa flora intestinal.

Las bacterias no sólo ayudan a la asimilación de los nutrientes sino que además evitan la colonización de bacterias oportunistas o la expansión de hongos tan peligrosos como la cándida albicans.

Si nuestra flora intestinal merma, nuestra salud también.

Una mala asimilación de nutrientes puede ocasionar irritación molestias gases y cólicos pero lo peor no es eso. Estamos haciendo que los nutrientes no se asimilen por mucho que comamos: el hierro, el calcio o las vitaminas se eliminarán sin ser absorbidas.

La consecuencia sería la mala nutrición, falta de minerales, anemia, descalcificación y una larga lista de enfermedades relacionadas con la carencia de nutrientes básicos.

Cómo detectar si necesitamos probióticos

Una flora intestinal pobre tendría los mismos efectos sobre la salud que ocasionaría a padecer dolencias como una celiaquía, una intolerancia a la lactosa o cualquier otra alergia o intolerancia alimentaria. De hecho, los síntomas de las intolerancias son tan similares entre ellos que es difícil saber y dar con el agente exacto que lo produce, siendo difícil determinar si es causado por lactosa por gluten o por una proteína.

es bueno darles probioticos a los niños

El caso es que se pierde nutrientes y no se digiere correctamente; en un caso, por escasez de bacterias desde la flora intestinal y, en otro caso, por la irritación de las vellosidades intestinales que impiden dicha asimilación. El resultado es el mismo: pérdida de nutrientes pero hay más complicaciones.

Una colonia baja de bacterias beneficiosas no podrá luchar contra las malas y eso puede derivar en infecciones irritaciones y quizás, en algunos casos, favorecer el cáncer de colon. Hay que recordar que un alimento no digerido correctamente fermenta, se pudre, y al pudrirse genera metano, es decir, gases intestinales.

Por tanto, si notamos hinchazón, aerofagia, gases, cólicos y éstos se repiten durante varios días, tendremos que estar alerta ante una pérdida eventual de flora intestinal porque puede  desaparecer nuestra flora intestinal, que es lo que lo causa.

¿Debemos dar probióticos a los niños?

Alguno puede pensar que se pierde flora intestinal con el paso de los años, pero esto no es así. Debería ser más bien al contrario, cuantos más años tenemos más flora acumulamos. Es más, los niños pequeños suelen tener más problemas digestivos que los mayores porque nacen sin flora intestinal. Esta se desarrolla al comer, al tomar los alimentos.

Sin duda, dar o no probióticos a los niños es un eterno debate. Es interesante leer la opinión de Madre Millennial, una madre primeriza que comparte su experiencia en su blog. Ella también se hace eco de este debate sobre los probióticos y los niños.

Con la llegada a los antibióticos, es cierto que hemos acabado con miles de bacterias letales y gracias a ellos se han salvado millones de vidas, pero el precio que estamos pagando es alto.

Todas las enfermedades digestivas, alergias, intolerancias o disfunciones tienen su origen no en el uso de antibióticos sino en el abuso de estos.

El efecto de los antibióticos en la flora intestinal infantil

Los antibióticos eliminan bacterias pero cuando lo hacen no preguntan si la bacteria a la que atacan es buena o mala; la elimina, y eliminan todas no sólo las malas sino también las buenas. Ninguna de las bacterias de nuestra flora intestinal se libra.

para que sirven los probioticos

Cada vez que tomamos antibióticos, arrasamos nuestra flora intestinal. Por eso es común que las personas que toman antibióticos vean como sufren de repente gases. Muchos podéis pensar que en los antibióticos se toman de cuando en cuando y que la flora intestinal tiene tiempo suficiente para recuperarse y regenerarse, pero esto desgraciadamente no es así porque antibióticos tomamos prácticamente a diario: la leche y la carne contienen gran cantidad de antibióticos presentes, antibióticos que se han dado al animal en vida y que, dado el proceso de explotación intensivo de aves cerdos o ganado donde se busca un crecimiento rápido, no da tiempo a que el animal elimine de forma natural la acumulación de estos antibióticos. Por tanto, quedan en la carne; carne que luego comemos.

Hasta hay que sumar los antibióticos de las vacas que se les suministra para evitar infecciones en las ubres o mastitis, antibióticos que tarde o temprano acaban en la leche.

Por tanto, no solamente hay que pensar en los antibióticos que tomamos cuando estamos enfermos sino a los que ingerimos a diario vía alimentación.

Pero lo peor viene ahora: la alimentación ha pasado de ser aliada a enemiga.

El papel de la alimentación

La mayor fuente de bacterias para nuestro tracto digestivo es la alimentación, alimentación que debería de contener probióticos naturales para la flora, es decir, bacterias beneficiosas. Pero la industrialización alimentaria y el auge de la comida procesada no solo ha eliminado esas bacterias sino que además ha convertido el alimento en enemigo de la flora.

Hemos pasado de añadir bacterias al tracto intestinal a eliminarlas y es que casi la práctica totalidad de los alimentos procesados contiene conservantes.

Estos aditivos tienen una misión: conservar el alimento más tiempo, impidiendo que éste desarrolle bacterias. Para eso los conservantes tienen que funcionar como antibióticos. Tienen que eliminar cualquier traza de bacteria en el alimento. El problema es que cuando ingerimos esos alimentos, con ellos ingerimos igualmente los conservantes que contienen. Estos conservantes cuando llegan a los intestinos atacan a las bacterias de nuestra flora intestinal confundiendolas con las bacterias presentes en los alimentos: otro ataque más a nuestras defensas.

Como veis, si bien es cierto que la capacidad de reproducción de las colonias bacterianas es alta,  también lo son las amenazas a las que se tienen que enfrentar a diario: el abuso de antibióticos y de productos con conservantes alimentarios hacen que nuestra flora intestinal se mantenga en mínimos.

Las consecuencias más directas son gases, flatulencias, cólicos, digestiones pesadas, candidiasis, cansancio, pérdida de memoria, falta de concentración, falta de nutrientes, infecciones y un largo etcétera.

Ahora que ya sabéis la importancia de la flora intestinal y de las consecuencias de tenerla en mínimos, entenderéis por qué es tan vital la ingesta de probióticos y entenderéis también por qué cada vez son más los que recetan y con más motivos los probióticos.